Es cierto que odio los días nublados y que los días grises me ponen de mala leche.
Pero he de admitir que me encanta cuando empieza a llover y puedes oler la tierra húmeda, el cemento mojado, escuchar las gotas golpeando las hojas de los árboles y simplemente salir a fuera y dejar que la lluvia te moje.
domingo, 23 de septiembre de 2018
jueves, 20 de septiembre de 2018
#117
Es gracioso como ciertos olores pueden desencadenar ciertos recuerdos...
Ahora mismo, por ejemplo, mientras caminaba por la calle, acabo de recordar a la mujer que fue mi vecina durante toda mi infancia, y sólo porque me crucé con una señora mayor que llevaba el mismo perfume que ella usaba en esa época... Y eso que hace algunos años que no la veo, casi nunca pienso en ella y hace siglos que no se que perfume utiliza...
Lo mismo me paso cuando estaba en el museo Guggenheim, en Bilbao. Tratando de "huir" de mis penas decidí irme unos días allí con una amiga, y fue en el segundo piso del museo, cerca del ascensor cuando me crucé con un tipo que llevaba el mismo perfume/desodorante que "A". Nada raro que pensase en él teniendo en cuenta las circunstancias; pero lo que más me impactó fue el hecho de que fue en ese preciso momento cuando caí en la cuenta de que mi primo también usaba esa fragancia...
Adivinen quien viene antes a mi mente ahora...
Adivinen quien viene antes a mi mente ahora...
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